viernes, 10 de julio de 2009

Jugando al Docente VII.- ESTADÍSTICA APLICADA A LA AGROPECUARIA (UN SUEÑO Y UNA REALIDAD)

En el año 93, Venezuela era un país donde trabajar en una institución pública en una universidad o un tecnológico, pasaba por un tamiz político partidista tan severo, que los perfiles de cargo dibujaban las características de un candidato preacordado.
Sinceramente, antes de la Revolución Bolivariana nunca tuve filiación política partidista.

Para ese entonces, se estaba tratando de consolidar la Extensión del IUT de la Zona Norte, en Colón. El profesor Rubén Rojas, era el Coordinador General y el Prf. Gerardo Torres, era el Coordinador de Ciencias Agropecuarias, uno quien recibió el curso de estadística dos años atrás.

Me visitaron en mi casa para invitarme a unirme a un Equipo de Trabajo capaz de participar en la conformación de una Extensión del Tecnológico Región los Andes, en la ciudad de Colón, un equipo con mística y valores orientados hacia la excelencia. Conociendo ellos mi posición de independiente de partidos políticos la cual de ninguna manera fue condicionada, yo acepté.

Fui contratado para dictar al principio cinco horas semanales. Dentro de mis responsabilidades se incluía la de generar hasta el programa analítico de la Cátedra de Estadística Aplicada a la Agropecuaria. Esa cátedra, desde la formalidad de mis aprendizajes pudiera contener: un curso de estadística básica, un curso de diseño de experimentos y por supuesto, las aplicaciones.

El primer semestre no fue nada fácil. Mantener una relación abierta y de respeto, de igualdad; más bien de horizontalidad, inicialmente fue interpretada como una debilidad personal en un grupo que estaba liderado por un payaso, a quien le decían El Cura.

El amor en lo que estaba haciendo, la dedicación y la confrontación respetuosa en el plano de las ideas, finalmente rindieron el fruto. Años más tardes, cuando se graduó esa primera cohorte, sentí el alago de ser invitado a la fiesta de graduación y el honor de recibir un reconocimiento por parte de los graduandos, a quien todavía, hoy día, siento enorme satisfacción cuando me saludan en cualquier parte que me encuentre.

Debo señalar que nunca más tuve problemas interpersonales, y la generalidad de mis alumnos llegaron a ser mis amigos, mis compañeros, trabajábamos en el centro de informática, en el que cada uno tenía delante una computadora, que conectadas en red, me permitían orientarlos y adiestrarlos en el uso de software de estadística. También trabajábamos en familia que era un círculo, pero bajo ese clima sabían que había un profesor exigente con la cátedra con la mística y esmero con que se entregaba a la misma; y que la amistad y la camaradería no estaban reñidas con el respeto.

En cada uno de los 14 semestres que dicté la materia, el programa fue revisado para ajustar el aprendizaje a las necesidades, alcances y potencialidades de un Técnico Superior Universitario; no solamente los contenidos eran revisados, también la evaluación. Desde el primer semestre se consideró la visita a las Estaciones, Campos Experimentales, Parcelas Demostrativas, o Ensayos en Finca de Productores, para que los estudiantes vieran en el campo las aplicaciones de lo que ellos habían aprendido.
Cada término de semestre sirvió para hacer una evaluación y análisis del profesor, la materia, las evaluaciones; y por supuesto de los alumnos. Esto sinceramente nos permitió crecer conjuntamente.

En el tercer semestre sentía que el programa tenía una cantidad de información que era excesiva en términos prácticos; con mucha mayor confianza, después de reestructurar nuevamente el programa y las evaluaciones, se habían incluido unos aspectos producto de mi reflexión basado en mis experiencias: Siendo investigador agro-pecuario asistido por Técnicos en la especialidad me pregunté ¿Qué estadística quisiera yo que el técnico que trabaja a mi lado domine? ¿Hasta dónde se puede extender la responsabilidad y la capacidad de un técnico alrededor de la estadística?
Fue en ese semestre que los estudiantes instalaron experimentos prácticamente desde el inicio de los semestres, paralelamente recibían la teoría, registraban las observaciones y analizaban sus resultados utilizando las herramientas de informática, debo expresar que ese semestre fue el antes y el después de mi ejercicio de la docencia.

El cuarto semestre fue un poema, como estrategia para sobrevivir como docente siendo investigador perseguido en el FONAIAP, involucré a los alumnos en áreas de mi investigación. Tenían la promesa de que sus trabajos iban a ser publicados y que los mejores trabajos tendrían el chance de presentarse en congresos. Pero fue en ese semestre cuando encontré las herramientas para relacionar los conceptos abstractos de la teoría con el concreto de la práctica.

Los reajustes programáticos a partir de ese entonces estaban concebidos con la idea de reducir al mínimo la información innecesaria, profundizar al máximo sobre el uso de las herramientas auxiliares de la estadística y sobre la interpretación de los resultados. Las evaluaciones se diseñaron, además de detectar los aprendizajes adquiridos, como una forma para estudiar y/o repasar los conceptos, acciones que se concretaban en la resolución conjunta de los exámenes y una reevaluación utilizando los mismos conceptos pero abordados de otra manera.

Involucrar a los estudiantes en actividades de investigación, algunas de ellas pioneras mundiales, otras resolviendo problemas agronómicos de uso inmediato les brindaba un estímulo adicional.

Para cumplir con mis promesas, temprano, en una página web personal:

http://members.tripod.com/vcontrer

se publicaron los trabajos más importantes. Posteriormente, en el 1er Congreso de Ciencia y Tecnología coordinado por FUNDACITE Táchira en el año 98, se presentaron 6 de los mejores trabajos de los alumnos, representando al IUT (los únicos que presentó la institución) y un año después, también representando al IUT, en las Jornadas Agronómicas realizadas en la UNET en el año 99, mis alumnos presentaron 11 de los mejores trabajos (en ese evento el IUT presentó 13).

Años más tarde comprendí que la forma de aprender – aprender que aplicamos, correspondía a una metodología que de alguna manera involucraba aprendizajes del tipo “Constructivistas” y que esos conceptos correspondían a la educación liberadora.

Mis métodos de enseñanza lejos de ser considerados una oportunidad y ser aprovechados como un modelo que pudiera servir incluso a los docentes de todas las áreas como soporte de investigación, tal como lo planteé alguna vez, no tuvieron el efecto deseado. Parece que los resultados del trabajo constituyeron una amenaza para muchas personas. Al igual que otros compañeros de trabajo en el INIA (FONAIAP) quienes también impartían docencia, yo solo enseñaba 6 horas semanales, lo que nos diferenciaba era la producción científica y tecnológica.

En el IUT la amenaza era todavía mayor, ¿cómo se explica que alguien, con tan solo 6 horas de dedicación y sin recursos institucionales pudiera generar tal producción?. Entonces, de una manera vergonzosa sin comunicación previa alguna, sin justificación, suspendieron mis servicios. Cuando llegué a impartir las clases, el 17 de Febrero del 2000, otra persona ocupaba mi cargo; para ese entonces había impartido la Cátedra durante 14 semestres consecutivos.

A la fecha de hoy, 05 de julio de 2009, no he podido cobrar mis ahorros en el IPAS, porque no soy jubilado, porque no obtuve carta de despido y porque nunca renuncié. Uno de los requisitos indispensables para proceder al retiro. Mis devaluadas prestaciones las recibí en el último trimestre del año 2.008. Y los famosos VBonos, con los cuales se cancelaron deudas de ajuste y reivindicaciones salariales, de los cuales tenía derecho por estar en el estatus de contratado indeterminado nunca los he recibido. ¿Quién se rumbeó ese dinero? ¿Habrá una controlaría que pueda indagar sobre lo que digo? Detrás de las acciones en mi contra había un complot contra-revolucionario.