viernes, 10 de julio de 2009

Jugando al Docente VII.- ESTADÍSTICA APLICADA A LA AGROPECUARIA (UN SUEÑO Y UNA REALIDAD)

En el año 93, Venezuela era un país donde trabajar en una institución pública en una universidad o un tecnológico, pasaba por un tamiz político partidista tan severo, que los perfiles de cargo dibujaban las características de un candidato preacordado.
Sinceramente, antes de la Revolución Bolivariana nunca tuve filiación política partidista.

Para ese entonces, se estaba tratando de consolidar la Extensión del IUT de la Zona Norte, en Colón. El profesor Rubén Rojas, era el Coordinador General y el Prf. Gerardo Torres, era el Coordinador de Ciencias Agropecuarias, uno quien recibió el curso de estadística dos años atrás.

Me visitaron en mi casa para invitarme a unirme a un Equipo de Trabajo capaz de participar en la conformación de una Extensión del Tecnológico Región los Andes, en la ciudad de Colón, un equipo con mística y valores orientados hacia la excelencia. Conociendo ellos mi posición de independiente de partidos políticos la cual de ninguna manera fue condicionada, yo acepté.

Fui contratado para dictar al principio cinco horas semanales. Dentro de mis responsabilidades se incluía la de generar hasta el programa analítico de la Cátedra de Estadística Aplicada a la Agropecuaria. Esa cátedra, desde la formalidad de mis aprendizajes pudiera contener: un curso de estadística básica, un curso de diseño de experimentos y por supuesto, las aplicaciones.

El primer semestre no fue nada fácil. Mantener una relación abierta y de respeto, de igualdad; más bien de horizontalidad, inicialmente fue interpretada como una debilidad personal en un grupo que estaba liderado por un payaso, a quien le decían El Cura.

El amor en lo que estaba haciendo, la dedicación y la confrontación respetuosa en el plano de las ideas, finalmente rindieron el fruto. Años más tardes, cuando se graduó esa primera cohorte, sentí el alago de ser invitado a la fiesta de graduación y el honor de recibir un reconocimiento por parte de los graduandos, a quien todavía, hoy día, siento enorme satisfacción cuando me saludan en cualquier parte que me encuentre.

Debo señalar que nunca más tuve problemas interpersonales, y la generalidad de mis alumnos llegaron a ser mis amigos, mis compañeros, trabajábamos en el centro de informática, en el que cada uno tenía delante una computadora, que conectadas en red, me permitían orientarlos y adiestrarlos en el uso de software de estadística. También trabajábamos en familia que era un círculo, pero bajo ese clima sabían que había un profesor exigente con la cátedra con la mística y esmero con que se entregaba a la misma; y que la amistad y la camaradería no estaban reñidas con el respeto.

En cada uno de los 14 semestres que dicté la materia, el programa fue revisado para ajustar el aprendizaje a las necesidades, alcances y potencialidades de un Técnico Superior Universitario; no solamente los contenidos eran revisados, también la evaluación. Desde el primer semestre se consideró la visita a las Estaciones, Campos Experimentales, Parcelas Demostrativas, o Ensayos en Finca de Productores, para que los estudiantes vieran en el campo las aplicaciones de lo que ellos habían aprendido.
Cada término de semestre sirvió para hacer una evaluación y análisis del profesor, la materia, las evaluaciones; y por supuesto de los alumnos. Esto sinceramente nos permitió crecer conjuntamente.

En el tercer semestre sentía que el programa tenía una cantidad de información que era excesiva en términos prácticos; con mucha mayor confianza, después de reestructurar nuevamente el programa y las evaluaciones, se habían incluido unos aspectos producto de mi reflexión basado en mis experiencias: Siendo investigador agro-pecuario asistido por Técnicos en la especialidad me pregunté ¿Qué estadística quisiera yo que el técnico que trabaja a mi lado domine? ¿Hasta dónde se puede extender la responsabilidad y la capacidad de un técnico alrededor de la estadística?
Fue en ese semestre que los estudiantes instalaron experimentos prácticamente desde el inicio de los semestres, paralelamente recibían la teoría, registraban las observaciones y analizaban sus resultados utilizando las herramientas de informática, debo expresar que ese semestre fue el antes y el después de mi ejercicio de la docencia.

El cuarto semestre fue un poema, como estrategia para sobrevivir como docente siendo investigador perseguido en el FONAIAP, involucré a los alumnos en áreas de mi investigación. Tenían la promesa de que sus trabajos iban a ser publicados y que los mejores trabajos tendrían el chance de presentarse en congresos. Pero fue en ese semestre cuando encontré las herramientas para relacionar los conceptos abstractos de la teoría con el concreto de la práctica.

Los reajustes programáticos a partir de ese entonces estaban concebidos con la idea de reducir al mínimo la información innecesaria, profundizar al máximo sobre el uso de las herramientas auxiliares de la estadística y sobre la interpretación de los resultados. Las evaluaciones se diseñaron, además de detectar los aprendizajes adquiridos, como una forma para estudiar y/o repasar los conceptos, acciones que se concretaban en la resolución conjunta de los exámenes y una reevaluación utilizando los mismos conceptos pero abordados de otra manera.

Involucrar a los estudiantes en actividades de investigación, algunas de ellas pioneras mundiales, otras resolviendo problemas agronómicos de uso inmediato les brindaba un estímulo adicional.

Para cumplir con mis promesas, temprano, en una página web personal:

http://members.tripod.com/vcontrer

se publicaron los trabajos más importantes. Posteriormente, en el 1er Congreso de Ciencia y Tecnología coordinado por FUNDACITE Táchira en el año 98, se presentaron 6 de los mejores trabajos de los alumnos, representando al IUT (los únicos que presentó la institución) y un año después, también representando al IUT, en las Jornadas Agronómicas realizadas en la UNET en el año 99, mis alumnos presentaron 11 de los mejores trabajos (en ese evento el IUT presentó 13).

Años más tarde comprendí que la forma de aprender – aprender que aplicamos, correspondía a una metodología que de alguna manera involucraba aprendizajes del tipo “Constructivistas” y que esos conceptos correspondían a la educación liberadora.

Mis métodos de enseñanza lejos de ser considerados una oportunidad y ser aprovechados como un modelo que pudiera servir incluso a los docentes de todas las áreas como soporte de investigación, tal como lo planteé alguna vez, no tuvieron el efecto deseado. Parece que los resultados del trabajo constituyeron una amenaza para muchas personas. Al igual que otros compañeros de trabajo en el INIA (FONAIAP) quienes también impartían docencia, yo solo enseñaba 6 horas semanales, lo que nos diferenciaba era la producción científica y tecnológica.

En el IUT la amenaza era todavía mayor, ¿cómo se explica que alguien, con tan solo 6 horas de dedicación y sin recursos institucionales pudiera generar tal producción?. Entonces, de una manera vergonzosa sin comunicación previa alguna, sin justificación, suspendieron mis servicios. Cuando llegué a impartir las clases, el 17 de Febrero del 2000, otra persona ocupaba mi cargo; para ese entonces había impartido la Cátedra durante 14 semestres consecutivos.

A la fecha de hoy, 05 de julio de 2009, no he podido cobrar mis ahorros en el IPAS, porque no soy jubilado, porque no obtuve carta de despido y porque nunca renuncié. Uno de los requisitos indispensables para proceder al retiro. Mis devaluadas prestaciones las recibí en el último trimestre del año 2.008. Y los famosos VBonos, con los cuales se cancelaron deudas de ajuste y reivindicaciones salariales, de los cuales tenía derecho por estar en el estatus de contratado indeterminado nunca los he recibido. ¿Quién se rumbeó ese dinero? ¿Habrá una controlaría que pueda indagar sobre lo que digo? Detrás de las acciones en mi contra había un complot contra-revolucionario.

sábado, 13 de junio de 2009

Jugando a Ser Docente (v) y (vi)

V.- AUXILIAR DE LABORATORIO

Después de regresar de Alabama, al finalizar el curso de verano, casi de inmediato comenzó mi trabajo de tesis, El Dr. Thomason me había dado muchas opciones, incluso, me invitó a participar en su proyecto de investigación relacionado con la fijación biológica de nitrógeno a través de leguminosas forrajeras, para lo cual me invitó a analizar y comprobar las metodologías que se estaban utilizando.
Desde ese entonces mis horas de trabajo semanales las utilizaría siendo el auxiliar del laboratorio de suelos.

Que enorme compromiso y satisfacción me produjo asumir esa responsabilidad. Hasta ese entonces esa fue la ocasión más cercana de ser un docente formal. De hecho, era yo quien explicaba las prácticas, los procedimientos y asociaba lo que haríamos con los elementos teóricos.

VI.- EN LA REALIDAD NACIONAL

Después de regresar a Venezuela, por un tiempo muy corto y en el medio del declive de un proyecto creado para el Desarrollo Tecnológico (PRODETEC). Asumí las funciones como Coordinador de Forrajes en la Zona Sur del Lago de Maracaibo. Haber trabajado con sorgos forrajeros, la experiencia con leguminosas forrajeras, la absoluta convicción del potencial productivo del Eje Andino Panamericano y Sur del Lago de Maracaibo, me hacían confiar en poder contribuir con una transformación del piso de producción.

El Programa de Desarrollo Tecnológico estaba en las postrimerías, se disponía de una gran cantidad de información, la mayoría de los profesionales y técnicos, con justas razones, estaban desmotivados e inmersos en el sopor que surge de la inestabilidad laboral debido al finiquito anunciado del contrato.

Sin embargo, con el clima descrito y con la esperanza de acciones transformadoras, se pudo generar el primer diagnóstico participativo el cual involucró dos Coordinadores, más de 40 profesionales y técnicos y unos 490 productores quienes eran atendidos directamente por el programa en tres Unidades Técnicas Operativas: Coloncito, El Guayabo y Santa Bárbara.

Para ese entonces programé y dicté un curso sobre Estadística Aplicada a la Agropecuaria, para profesionales y técnicos, con la intensión de que esa herramienta fuera utilizada en función del procesamiento y análisis de la información acumulada, que aunque se había hecho parcialmente, para dar respuestas específicas del proyecto per sé, yo entendía que había mucha información y conocimiento que debía extraerse.
No mucho se logró con el curso, pero gracias a él, dos años más tardes se me invitó a formar parte de un equipo de profesores.

También para ese entonces tuve la oportunidad de interactuar con personas de la CVS y productores del Sur del Táchira, para dictarles un curso sobre sorgo granero y alertar sobre los riesgos de producir sorgo en diciembre debido a la influencia de los días cortos en la reducción de los rendimientos, los altos costos de producción afectados por un seguro y una prima de asistencia técnica y las altas estimaciones de rendimientos proyectados.

Las siguientes cuatro fotografías muestran sorgo sembrado en las planicies de explayamientos del Río Caparo, en el margen de Barinas (Punta de Piedra, La Hormiga, Nov-Dic 1991)
Contrario a lo aprendido anteriormente, en ese lugar pude observar cómo plantas sometidas a un enorme estrés hídrico, pudieron recuperarse y alcanzar rendimientos aceptables con una especie de compenzación en el crecimiento y desarrollo de las plantas.









Las siguientes fotos muestran una secuencia cronológica de las siembras de sorgo en las Sabanas del Socorro, Santa Bárbara de Barinas, Nov-Dic 1991).Debo señalar que el único sorgo económicamente rentable que se cosechó fue el que se sembró temprano a salidas de agua. Las diferencias entre las fotos corresponden a períodos de siembra que varían aproximadamente en 1 semana. Observe en la segunda foto, en el primer plano hay plantas que alcanzaron entre 30 y 50 cm de altura, y muestran panojas; esas plantas se sembraron al principio de la tercera semana de Diciembre. Las plantas que se sembraron después del 25 de diciembre no sobrevivieron.













El diagnóstico participativo fue socializado con profesores y estudiantes de la UNET, Oct. 1990, ya que los productores percibían un vacío sobre ofertas tecnológicas.

En el Vigía, Edo. Mérida, (1990) se realizó un reconocimiento de campo con la Empresa RIMARCA y el decanato de extensión de la UNET con la finalidad de evaluar la factibilidad técnica y económica para producir Guanábana para la exportación.

La actividad anterior generó la oportunidad de ofrecer una charla a estudiantes de post grado de Producción Vegetal de la UNET relacionada con fruticultura de exportación, la cual fue unida con un reconocimiento de campo para constatar y evaluar diferentes niveles de aplicaciones tecnológicas congruentes con el negocio de producir y exportar frutas, frescas, semi–procesadas o procesadas, Umuquena, La Guala, La Tendida, Edo. Táchira; El Vigía y alrededores, Edo. Mérida (1991).

martes, 12 de mayo de 2009

JUGANDO A SER DOCENTE IV.- CONFRONTANDO MODELOS

Después de haberme estado formando durante tres años como investigador del FONAIAP, tuve la oportunidad de hacer una maestría en ciencias orientadas a la agricultura, en una Universidad Norteamericana, denominada West Texas State University.

En parte por la experiencia, en parte por la madurez y en parte por la excelente formación recibida en nuestras universidades venezolanas, se abrió un mundo de oportunidades de aprender al disponer gran cantidad de recursos: Revistas actualizadas, computadoras (para ese entonces 1988 no estaba masificado el uso de las mismas).

De repente me encontré con un modelo de educación en el que: la intensidad del estudio, la profundidad de los conocimientos y la dedicación, dependían exclusivamente de uno mismo.

El primer día me fueron entregadas las llaves del Edificio de Agricultura, de mi oficina, del depósito de materiales y reactivos y las de los laboratorios: suelos, fitopatología; básicamente podría utilizar cualquier equipo que necesitara de cualquier área. Que enorme responsabilidad. La perfecta armonía entre la confianza, la honestidad y la sinceridad.

En una oportunidad fui convocado para una reunión a las 12:25 pm; comí todo lo de prisa que pude y llegué a la reunión a las 12:30 pm y sorpresa, ya la reunión había terminado. Era una reunión justo para asignar tareas y asumir compromisos sobre una actividad. La mía me fue comunicada verbalmente y la asumí, pero seguramente hubo detalles importantes que me perdí. Esos son otros valores que tarde o temprano tendremos que asumir con la responsabilidad de estar construyendo la nueva Venezuela: el compromiso y la puntualidad.

Entonces, en una vida ocupada, más allá de la cotidianidad, se podía disfrutar de algunos placeres, tales como asistir a un concierto de 35 minutos que comenzaba justo a las 6:00 pm, un cartel que decía “Si la puerta está cerrada el concierto comenzó por favor no interrumpa”, ir para el cumpleaños de alguien a que fuiste invitado de 7:00 a 8:00 pm y con la modalidad “Traiga su propia bebida” pasar un rato ameno donde todos llegan a las 7:00 pm, para compartir, cantar, comer y beber, y luego a las 8:00 pm, todos se despiden, para dedicarse a las actividades personales que cada quien tenga planificadas.

Lo que más me sorprendió fue la enorme disposición de los profesores para tratar de enseñar, brindar información o las fuentes referenciales; realmente me conseguí con personas generosas, sencillas, sabias, con mucha capacidad y animosidad de transmitir el conocimiento y con mucha humildad para reconocer lo que no sabían, o sus errores o sus equivocaciones o sus limitaciones.

Con esta confrontación de modelos, porque inevitablemente pensaba en mi país, como alguien verdaderamente enamorado de su patria, constantemente la tenía en mi mente y en mi corazón, palpitaba este con ansiedad con sólo escuchar su nombre, y que orgulloso me sentía de representarla en lo que hacía.

Por la suerte del destino conseguí 12 horas de trabajo semanal en la universidad, en ese momento preparaba y hacía determinaciones bromatológicas a innumerables muestras de forrajes y de sorgos que provenían de ensayos de fertilización. También trabajaba en el invernadero, ordenando y limpiando. Este fue un entrenamiento temprano para abordar mi trabajo de grado en el futuro.

En el verano, tuve la oportunidad de hacer un entrenamiento intensivo en Evaluación de Suelos y Fertilidad, en la Universidad de Auburn, en Alabama. Este entrenamiento estuvo dirigido a estudiantes graduados internacionales. En él participaron personas de África: Etiopía, Somalia, Níger; de Asia: Paquistán, Bangladesh, Malasia e Indonesia; y yo era el único representante de América Latina. El idioma en que nos comunicábamos era el Inglés, y esto permitió que mejorara mis habilidades de comunicación.

En West Texas, compartía y colaboraba con la Oficina de Estudiantes Internacionales, pero convivir diariamente con personas de culturas tan diferentes fue todo un aprendizaje.

Mi compañero de habitación era de Bangladesh. Todos mis compañeros eran Musulmanes, y excepto cuando un profesor Polaco nos acompañó, yo era el único católico. Esto lo menciono porque esa gente era verdaderamente fervorosa en la práctica de su religión, y mi compañero una vez me preguntó que si yo oraba alguna vez, a lo que contesté que sí: "todas las noches antes de acostarme mi mente y mi espíritu se elevan al creador en una plegaria de agradecimiento y entrega" al igual que al levantarme".

Para ellos probablemente era chocante que lo hiciera acostado, al igual que el bañarme dos o tres veces al día en la piscina o en la ducha.

Recorrimos casi todo Alabama, parte de Georgia, Tennessí y Florida; de hecho, hicimos un curso sobre Fósforo en Muscle Shells, recorrimos 17 de las 22 Estaciones Experimentales de la Universidad de Auburn, así como otras del Departamento de Agricultura; también fuimos a las minas de fósforo en Florida y Alabama, y a empresas privadas que estaban relacionadas con fertilizantes, laboratorios de suelos, entre otros.

Ese entrenamiento constituyó el otro componente básico para abordar mi trabajo de grado en el futuro. Para ese entonces mis aspiraciones de trabajar con Macrophomina phaseoli (fumagina del sorgo) como tesis, quedaron disipadas, por la esmerada dedicación que un profesor de la Universidad de Missisipi me había procurado. “Trabajar con fumagina es muy riesgoso para emprender una tesis de grado ya que los resultados no son reproducibles” me dijo; y agregó como para no eliminar el ánimo - “Este es un trabajo de largo plazo”. Después de haber escuchado todos sus razonamientos, hubiera sido una necedad insistir en el tema.

viernes, 8 de mayo de 2009

Jugando a Ser Docente (II y III)

II.- RETOS EN EL ENTRENAMIENTO

Otras responsabilidades me fueron asignadas, tales como el entrenamiento de pasantes de agropecuaria: y uno muy importante, el entrenamiento de un profesional, que recuerdo que su nombre era Rafael Sánchez. Pero cada vez era mucho mayor mi participación en días de campo, dando conferencias de campo a estudiantes de agropecuaria del IUT de Portuguesa, participando en calibraciones de maquinaria y asesorías para la siembra de semillas en Lara, Falcón y Cojedes.

Para ese entonces, mi condición de Agrónomo Fitotecnista y la ausencia de un especialista en frutales en la Estación Portuguesa, me hacían blanco para prestar asistencia técnica a numerosas personas que demandaban asesoramiento en un amplio rango de frutas tropicales: mango, lechosa, aguacate, cítricos, entre otras.

III.- DE LA ENSEÑANZA-APRENDIZAJE AL APRENDIZAJE-APRENDIZAJE

Por ese entonces tuve una de las experiencias que delinearon y dejaron una huella profunda en mi formación profesional. Fuimos invitados para ofrecer una conferencia sobre sorgo y ajonjolí a los productores de Pueblo Nuevo, en la Península de Paraguaná en el estado Falcón.

El entusiasmo era justificado porque íbamos a encontrarnos con siglos de cultura en los cultivos de sorgo y ajonjolí; de hecho, los productores conservaban semillas cultivadas año, tras año, cuya historia provenía de los ancestros perdidas en los tiempos por siglos. Sorgos y ajonjolí traídos por los negros desde el Africa.

Con el mismo amor preparamos las conferencias y nos fuimos al encuentro. Hicimos un esfuerzo extraordinario para utilizar un lenguaje lo menos técnico posible. La convocatoria había sido un éxito; de los 90 productores que había en Pueblo Nuevo para ese entonces, habían asistido 54. Quienes no habían asistido estaban haciendo labores agrícolas.

Comenzamos con la conferencia de sorgo y realmente fue la única que pudimos presentar. En un momento, nos dimos cuenta que teníamos que hablar el mismo lenguaje para podernos entender. Fue entonces cuando con la mayor informalidad nos sentamos al borde de la tarima y proyectando las diapositivas entendíamos, por ejemplo, que “el chupón” para nosotros era la “mosca del ovario del sorgo”, y ellos comprendieron que el chupón era una mosquita, que el control era relativamente fácil, que sólo era posible controlarla cuando las flores estaban abiertas para ser receptivas, que si en un contaje de moscas no había un número de individuos que indicaran el Umbral Económico, no hacía falta hacer ningún control, y que si la plaga está localizada en zonas, es suficiente controlar las plagas en las zonas que estuvieran afectadas, y que las moscas se esparcen principalmente en la dirección del viento.

Nosotros aprendimos las técnicas que ellos utilizaban para seleccionar y guardar la semilla del año entrante, probamos el gusto de la semilla, unos sorgos de grano blanco, deliciosos.

Después, pasado el medio día fuimos a mirar en el campo las plantaciones de ese año, de las cuales ellos se sentían muy orgullosos. Realmente las plantaciones eran preciosas, las pocas hojas completas eran de un verde oscuro que expresaban una buena nutrición y sobre ese verde hermoso unas enormes panojas blancas, compactas, con granos grandes perlados, en los que la densidad de siembra permitían estimar rendimientos superiores a los 5.000 kg/ha.

Confieso que la visita a esa plantación me permitió entender en la práctica lo que significaba que el rendimiento de sorgo no se afectaría con un 40% de defoliación, determinando ese parámetro el indicador del umbral para controlar los defoliadores en los estados 4, 5 y 6, del ciclo del cultivo.

Bueno, Después de ese momento ya era hora de comer chivo guisado y arepas peladas.
El aprendizaje más profundo que se derivó de esta actividad fue el valorar con generosidad el conocimiento y las tecnologías ancestrales, los mismos conocimientos y tecnologías que había aprendido desde mi infancia, transmitidos a mi por mi padre y a él, por mi abuelo ...

miércoles, 6 de mayo de 2009

Jugando a Ser Docente (I)

I.- LAS PRIMERAS EXPERIENCIAS

Tal vez las primeras experiencias se remontan a mi infancia hoy lejana, o a mi juventud, después de haber recibido la ayuda de mi primo Elías Labrador, quien me preparó para reparar matemáticas de 2do año. Sin embargo narraré las experiencias formales y no formales desde mi visión profesional.

Desde este punto de vista, y al tiempo de haber cumplido mi entrenamiento como Investigador en el FONAIAP, nunca podré olvidar la oportunidad que me brindó Venancio Barrientos de ser la contraparte conferencista sobre el Cultivo del Sorgo Granero, en Trujillo, la Capital del Estado. Se habían pautado dos conferencias, la primera para Técnicos del Ministerio de Agricultura y Cría, y la segunda para estudiantes de la Universidad de los Andes.

Para aquel entonces se conjugaban varios elementos de enseñanza-aprendizaje, había aprobado el curso introductorio y el primer semestre de la Universidad Abierta (UNA), evaluaba los procesos vividos en la Facultad de Agronomía de la UCV, en los que básicamente contaba con los elementos Teóricos, prácticos y de campo. Quedó cifrado en mi alma, la paciencia y amplitud del Tutor de mi Tesis de pregrado: El Dr. Bruno Mazzani (cada vez que me acuerde de tí elevaré una bendición al cielo), y la dedicación y maestría de Venancio Barrientos. Pienso que sería difícil encontrar un profesional con tantas cualidades para hacer transferencia y extensión tecnológica como Venancio; egresado de la Universidad del Zulia (LUZ), era un maestro en el campo tanto para los productores como para uno mismo, una enorme sensibilidad social, su sencillez.

Para ese entonces ya confluían en mi mente las ventajas del pensamiento concreto en el ámbito aprender haciendo. Fue así como preparé mi parte de la conferencia, la del manejo agronómico del sorgo lo mejor que podía con los recursos disponibles.

El rotafolio era un recurso muy adecuado para ese entonces, aún cuando contábamos con retroproyector, pero adicionalmente había preparado material vivo (semillas, plántulas de todos los tamaños, plantas con las características claves para definir los diferentes estados de crecimiento del cultivo y que permitan indicar los manejos que deben considerarse durante el ciclo y también contábamos con proyector de diapositivas.

La primera anécdota surgió cuando nos tomábamos el café mañanero en un corredor de un precioso hotel, y mirando hacia la pared colindante, en perspectiva, le dije a Venancio que mirara el techo de la casa vecina, parecía que sorgo crecía hasta en el techo.

El acontecimiento nos pareció increíble que una vez tomado el café nos dirigimos hacia la casa vecina.

Bueno, la casa no era casa sino una de las instalaciones de la ULA; y el sorgo no estaba en el techo, sino que sembrado en fila, entre la orilla de la pared y el camino de entrada al estacionamiento de las instalaciones.

Las plantas habían crecido de una manera exuberante, estimamos que tendrían como 4 metros de altura. Eso nos produjo risa y nos explicamos el gran crecimiento, además de las características de una variedad forrajera, la inducción al crecimiento vegetativo debido a altura sobre el nivel del mar, las temperaturas relativamente bajas de Trujillo y estarse desarrollando en los días largos del año.

Debo reconocer que esas conferencias estuvieron llenas de satisfacciones. El interés de las personas, las preguntas, el reconocimiento del trabajo, todo generó una gran confianza para eventos posteriores.

La anécdota de la mañana, en la que nos preguntamos, ¿qué vamos a enseñar de sorgo a estas personas que lo cultivan hasta en el techo? además de la hilaridad generalizada fue un buen elemento para romper el hielo.